¿Quién dará su vida por el Do?

Posted by on junio 16, 2014

¿Quién dará su vida por el Do?

Egami Sensei dice en su libro The way of Karate/La vía de Karate:
Aunque puede decirse que hay algunos grupos en Estados Unidos y Europa, que con el objetivo de comprender el alma de Oriente, como un método para contrarrestar el impasse que surge de la civilización materialista, colocan énfasis en el lado espiritual de Karate, la triste verdad es que muchos estilos sólo enseñan el arte del combate y se olvidan de los aspectos espirituales.
¿De qué está hablando Egami Sensei? ¿Existirán realmente grupos en Occidente que estén tratando de entender el alma de Oriente como un medio de contrarrestar el avasallador avance de la civilización materialista? ¿A través de qué métodos? ¿A través de «karate deportivo»? Seguramente sí, si se piensa que Karate-do y «karate deportivo» son una misma cosa.
Por otro lado, cabría preguntarse ¿Qué hay de malo en nuestra sociedad? Evidentemente no todos, pero una gran mayoría de instructores de karate se vienen a Occidente precisamente para disfrutar de sus beneficios y aprendemos «karate deportivo» de ellos. ¿Qué hay de malo en nuestra sociedad entonces? Otra pregunta que surge, además, es ¿Dónde está el lado espiritual de karate? ¿Está en desarrollar un espíritu de lucha?
Por décadas la gran mayoría de los instructores han hablado de espíritu de lucha, de espíritu de combate, espíritu guerrero, etc., etc. ¿Es ese el lado espiritual de karate? Si eso es así, ¿Por qué Egami Sensei ubica «el arte del combate» a un lado y «los aspectos espirituales» en otro? ¿Tiene acaso que ver con lo que él llama «el alma de Oriente»? Por otro lado, ¿Por qué considera que entendiendo el alma de Oriente se puede contrarrestar el avance arrollador de la sociedad materialista?
¿Cómo es Oriente? ¿Cómo es Occidente?

En Occidente somos reflexivos, analíticos, matemáticos, utilitarios, pragmáticos, discursivos, lógicos, etc., etc., y de acuerdo a nuestra lógica evaluamos y valoramos las cosas, como una consecuencia muy natural, entonces, así son las cosas que creamos. De ahí nuestro extraordinario progreso tecnológico, del cual nos sentimos tan orgullosos y de ahí surge también la gran cantidad de «ismos» que existen en nuestra cultura.

Del mismo modo, sobredimensionaremos la entrega de calificaciones, acreditaciones, títulos y grados, que destaquen nuestros logros y nuestra posición. Así surgen casi como una cosa natural los 8°, 9° y 10° Dan.

Pero esta forma de ser o de enfocar el mundo nos ha llevado a crear una sociedad que vive en función del progreso tecnológico creando una sociedad enferma, donde el hombre es menos importante que la máquina. En este contexto, entonces, en lo que se refiere al arte marcial, actuaremos de acuerdo a nuestro antecedente cultural y veremos Karate de acuerdo a nuestra visión del mundo.
Según esto, entonces, crearemos nuestras propias organizaciones e instituciones, para proyectar mejor nuestra visión de karate o de cualquier otro arte marcial, según sea el caso. Crearemos cuerpos directivos y administrativos, bajo un esquema lo más democrático posible, como una forma de darle una mayor representatividad y autoridad; pero lo que estaremos haciendo será sólo expresar nuestra visión cultural a través de Karate-do.
Siguiendo con esta lógica, estableceremos una nueva escala de grado , ya que consideraremos que un 5° Dan como máximo no se ajusta a la realidad actual y estableceremos una nueva escala de grados más acorde a nuestra estructura mental. Del mismo modo, sobredimensionaremos la entrega de calificaciones, acreditaciones, títulos y grados, que destaquen nuestros logros y nuestra posición.
Así surgen casi como una cosa natural los 8°, 9° y 10° Dan (lo cual a mí en lo personal me parece una modestia, pues aún no comprendo como es que aún no existen 20° ó 25° Dan) y los título como «Grand Master». Lo cual también me lleva a pensar que algún día pueden existir los » super – extra – archi -grandmasters».
De acuerdo a esta mentalidad expuesta, se necesita que la técnica sea lo más utilitaria posible, sólo de este modo podrá ser entendida y lo más fácil de entender es el «deporte». Todos pueden entenderlo, una gran cantidad desea aprenderlo y es más fácil de vender.
Siguiendo con esta misma lógica, se crearán títulos y más títulos, trofeos y más trofeos, crearemos una gran farándula para elegir a los mejores y haremos de ello la verdadera razón de ser, la verdadera razón de la existencia de karate.
Como señalé anteriormente, para este tipo de mentalidad, es necesario que formemos un sistema que destaque nuestros logros y, al mismo tiempo, nos permita mirar nuestro progreso. Vivimos en una sociedad donde las personas no son apreciadas por lo que son, sino que por lo que ha logrado adquirir. Karate, entonces, no puede ser diferente

… para nuestra estructura mental, lo más fácil de comprender será aquello que muestre, lo más simplemente posible, su utilidad, pero es muy dudoso que ello esté representando el propósito real del arte.

Donde las personas son apreciadas por lo que poseen se genera un sistema en que todos luchan por tener cada día más, como una forma de lograr el reconocimiento y el aprecio de los otros. Consecuentemente, en lo que se refiere a karate y al arte marcial se tratará de tener grados mayores que el 5° Dan, títulos y cargos que demuestren a los demás lo que valemos. Creo que nuestra sociedad ha creado un sistema muy particular, donde sus miembros carecen de autoestima.
Por otro lado, existen dentro de karate aquellos que con una mejor intención proyectan el arte como un sistema de defensa personal. En ese proceso entonces, se realiza un estudio profundo y sistemático que proyecta la instrucción como un sistema de defensa altamente eficaz.
Es verdad que karate puede ser un sistema de defensa personal altamente eficaz, pero creo que ese es un subproducto que va por añadidura. No creo que ese sea el objetivo real del arte. Sin embargo, para nuestra estructura mental, lo más fácil de comprender será aquello que muestre, lo más simplemente posible, su utilidad, pero es muy dudoso que ello esté representando el propósito real del arte.
El maestro Egami deja planteada su inquietud, en otra parte del texto, sosteniendo que Karate-do no puede ser visto como un arte para el homicidio. Para que ello no ocurra, no debe ser enseñado por los instructores de ese modo. De cualquier modo, es una manifestación típica de nuestra mentalidad pragmática y utilitaria que se caracteriza por falta de espiritualidad. Muchos instructores han viajado de Oriente a Occidente para enseñar arte marcial, pero lo que la gran mayoría ha hecho, es enseñar un arte de acuerdo a la mentalidad occidental. Por esta razón se han sobredimensionados los títulos y distinciones y, por ello, el arte ha sido transformado en deporte, lo cual ha garantizado el éxito de muchos de ellos.
Debemos presumir, entonces, que estos instructores lo han hecho para aprovechar los beneficios de Occidente, es decir, aprovechar los beneficios materiales que ofrece. Por lo mismo, podemos deducir que esto ha sido motivado precisamente, por que esos instructores mostraban una mentalidad fuertemente occidentalizada. Por cierto, es diferente el caso de aquellos instructores que han enseñado su arte estableciendo un puente cultural entre Oriente y Occidente.

Karate-do es un arte dirigido a despertar un nivel de conciencia, al igual que todas las manifestaciones culturales de Oriente, y, por esta razón, cargarlo de la superficialidad de Occidente significa comenzar a corroerlo en lo más profundo de su esencia.

Evidentemente, el maestro Egami, considera muy importante los aspectos espirituales del arte y los considera fundamentales para entender el alma de Oriente.

¿Cómo es Oriente, entonces?
Oriente es ilógico, irracional, irreflexivo, intuitivo, afectivo, no-discursivo, no-pragmático, integrador, deductivo, no personalista y, por lo tanto, socialmente orientado al grupo. No es filosófico ni especulativo, es religioso, es profundo, es espiritual. Esto lleva, entonces, a que sus manifestaciones culturales sean consecuentes con esa espiritualidad. Por esta razón, las artes marciales Budo y Karate-do son una parte representativa de esta espiritualidad, que apunta, a través del entrenamiento y la práctica, a lo más profundo de nuestro ser.
Karate-do es un arte dirigido a despertar un nivel de conciencia, al igual que todas las manifestaciones culturales de Oriente, y, por esta razón, cargarlo de la superficialidad de Occidente significa comenzar a corroerlo en lo más profundo de su esencia. Debido a esto, el arte no puede ser utilitario, ni debe estar cargado de títulos y grados más allá de los dados por sus creadores, no es por respeto a una tradición, sino que es por respeto a su esencia. Si necesito llenarlo de distinciones, lo estoy llenando de una superficialidad que no es parte de su esencia, sino que es parte de la lógica Occidental y, de ninguna manera, parte del objetivo del arte.
El arte de Karate-do así como está planteado por el maestro Egami está orientado al desarrollo del ser humano, pero uno fuertemente basado en la visión Oriental que lleva a un despertar de la espiritualidad del hombre, sirviéndole para enfrentar el arrollador avance de una sociedad insensible y materialista.

¿Cómo podemos cumplir ese propósito, entonces?
Pienso que sólo a través de la práctica sincera realizada con un sincero amor al arte. Sin buscar su utilización. La vida no puede ser la búsqueda del provecho. La vida es sentimiento, la vida es integración.
¿Por qué tenemos que luchar unos contra otros? ¿Por qué tenemos que mostrar que somos mejores que otro? ¿A caso no podemos ayudarnos mutuamente para ser cada día mejor?
Es sólo la inseguridad la que nos hace tan competitivos y buscamos nuestra seguridad en la confirmación desde los otros. No es tratando de ser mejor comparados con otros que vamos a dejar de ser lo que somos.

No es un trabajo político, ya que no se logrará, por más organizaciones que formemos, sin importar que tan nobles sean sus objetivos. Es un trabajo a través de Keiko, es un trabajo que se debe realizar con keiko-gi

Creo que el maestro Egami ha dejado claramente señalado el camino. La competición aunque sea sólo de kata o sea sólo de kumite es competición igual, y no tiene lugar en un camino que busca el desarrollo espiritual.
La competición es deporte y el deporte puede ser muy bueno para las personas, pero no es un método para el desarrollo espiritual. Quisiera dejar en claro que no estoy en contra de los deportes, por el contrario, considero que todas las personas debieran hacer deporte, sin importar sexo, edad o condición física. Cada persona debiera integrar el deporte más apropiado a sus características personales, pero ello no significa, por muy bueno que sea para la sociedad, que todo debe ser convertido en deporte.
Se imagina alguien a un grupo de sacerdotes realizando un torneo para ver quién hace la mejor misa, o un campeonato de clérigos para ver quién hace el mejor sermón. Sería simplemente ridículo, por decir lo menos. ¿Se imagina alguien al maestro Egami haciendo que sus alumnos participen en competición?
Por todo lo planteado anteriormente, pareciera que hubiese un enfrentamiento entre la mentalidad Occidental y la Oriental, pero yo creo que no es así. Sin embargo, es necesario definir claramente las características de cada cultura para poder entender el problema en toda su extensión, sólo de este modo se podrá entender a plenitud las
palabras del maestro Egami.
Es mi creencia, que gracias al intercambio cultural y al gran desarrollo de las comunicaciones llegará un día en el futuro en que no existirá una dicotomía entre una cultura y otra y se hablará de una gran cultura universal que tendrá como objetivo el desarrollo integral del ser humano y con ello de toda la sociedad.
Para que eso ocurra se necesitan grandes líderes. Personas que sepan proyectar lo mejor del ser humano y luchen por la causa de la humanidad. ¿Será esa la tarea de los hombres del tercer milenio? Esperemos que sí.
En lo que se refiere a Karate-do y al Budo, se necesitan líderes que mantengan inalterable el legado del maestro Egami y se comprometan por esta causa de la humanidad, pero, junto con esto, se necesitará mucha humildad para asumir ese rol. No es un trabajo político, ya que no se logrará, por más organizaciones que formemos, sin importar que tan nobles sean sus objetivos. Es un trabajo a través de Keiko, es un trabajo que se debe realizar con keiko-gi. Es un trabajo que se debe realizar en contacto con la naturaleza y no en un escritorio ni en un estadio deportivo, es un trabajo que se debe realizar en lo más profundo de cada ser humano.
¿Quién será el próximo que dará su vida para que nosotros podamos comprender algo del Camino?

Humberto Heyden Sensei
Shotokai Karate Budo.
Chile.
Julio 3,1997.

Texto extraído de la Enciclopedia Shotokai de Karte-do y Artes Marciales Japonesas.
http://www.shotokai.cl

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