Al Encuentro de la Respiración Consciente

Posted by on octubre 2, 2015

Tanto como puedan los hombres respirar o los ojos ver, tanto como esto viva, esto te da vida.

Shakespeare


Está presente a cada respiración. No permitas que tu atención vague por la educación de una sola respiración. Recuérdate siempre y en todo lugar.
Gujduvani

Aún recuerdo como mi primera clase en Dojo Sanchin me marcó intensamente.

Ya venía yo con cinco años en el cuerpo de un Karate externo, netamente físico, con el único objeto de vencer al otro, de ser más rápido que el otro, de hacer más abdominales que el otro. Tan preocupados de todo lo que acontecía al alrededor que uno mismo pasaba a segundo plano.

Cuando posé mis pies en el suave tatami de mi nueva escuela, mi primera impresión, fuerte por lo demás, fue el silencio reinante. No porque te obliguen al silencio, yo veía una suave calma en mis nuevos compañeros de camino, los saludos afectuosos entre ellos, sus movimientos tranquilos, y a la llegada del profesor una calma aún mayor. Ese fue mi primer choque con otro estilo Karate, con el Kenshin Ryu, antes desconocido para mi.-

Recuerdo la primera calistenia con mucho cariño, miraba al Sensei y a mis compañeros para imitarlos lo mejor posible, me quedó muy claro sin que me lo dijeran, que las preguntas y conversaciones en el entrenamiento estaban demás. El esfuerzo por observar cada detalle y tratar de no conversar ya eran un esfuerzo sobrehumano.

Desde el primer movimiento noté como todos realizaban los ejercicios como un solo grupo, un solo ser, junto a un solemne silencio, solo interrumpido por la respiración de cada uno. Para alguien acostumbrada al ruido callejero de la gran ciudad, esta atmosfera solo se comparaba a la tranquilidad que da estar inmerso en la naturaleza.

Un ritmo, una gran masa de aire generada por mi profesor y todos mis compañeros y yo, al final del dojo, tratando de entender como formar parte del rito que se me presentaba.

Seguir los movimientos no me fue de tanta dificultad debido a mi base anterior en las artes marciales (posteriormente entendí a mi pesar de que sabía muy poco). Traté de imitar la respiración en cada ejercicio lo mejor posible, cada uno con su propósito creí entender, y poco a poco me fui envolviendo en la atmosfera que entrega este entrenamiento. Me encontré con mi respiración, por primera vez sentí como entraba el aire a mis pulmones, pero por mi voluntad, no de una forma mecánica ni automática, yo lo provocaba, y esa simple sensación me generó una extraña alegría, de experimentar algo nuevo pero con un sabor conocido…como reencontrar un añorado amigo.

Así las cosas, sobreviví a mi primer día de entrenamiento, contemplando el silencio exterior y conociendo un ruido interno tremendo, lleno de preguntas, pensamiento inútiles que me bombardeaban con cada respiración.

Mi cabeza bombeaba ante esta nueva experiencia, sentí algo de mareo en ciertos instantes, el cuerpo un poco extraño y mis primeras palabras al ser consultada por cómo me había sentido fueron: “nunca había respirado tanto en mi vida…creo que por primera vez respiro”.

Ya han pasado más de 2 años desde esta tremenda experiencia, el cinturón que rodea mi cintura y afirma mi uniforme ha mutado en tonalidades. He tenido la oportunidad de seguir experimentado nuevas vivencias, y los que en algún momento fueron simples compañeros ahora son hermanos de camino, pero el reconocer mi respiración fue una experiencia que me acompañará para siempre, porque ahora está conmigo día a día y todo lo que he ganado y ganaré con esto queda quizá para otra historia.

 

Claudia Nicole Segura Salazar

Octubre 2015

Cinturón Verde, 3º Kyu

Dojo Sanchin

Share Button