Cada Kata está compuesto por un cierto número de movimientos, Kata Sanchin tiene 21 más una cierta cantidad de respiraciones… Algo pasa conmigo cuando lo practico en clases. Kata Sanchin se realiza sagradamente en cada entrenamiento, en un momento determinado durante la calistenia. Como cada día de la vida uno llega en un “estado” diferente para practicar, ciertos días llego agotada del trabajo, otros con mucha energía, hay días en que estoy de mal humor o estresada, feliz o vibrante. Pienso que son infinitas las formas de comenzar una clase, nunca es igual. El inicio del entrenamiento, junto con la calistenia nos dan la posibilidad de ponernos a tono con  lo que vinimos a realizar. Ahora bien, Kata Sanchin representa un corte para mi, hay un antes y un después de realizar esta “serie de movimientos pre-establecidos”. Me he propuesto tratar de estar presente durante los 21 movimientos y aunque parezca simple, me percato clase a clase que cada movimiento requiere de mí un total esfuerzo si pretendo estar acá. Comienza el Kata, 1er movimiento… voy bien, bajo mi centro, afirmo los dedos de mis pies lo más firmes a la tierra, trato de permanecer. 2do movimiento, ya en el deslizamiento me pierdo un poco, vuelvo mi atención a mí y al frente. 3er movimiento, regreso pero un compañero se mueve distinto y yo me percato, me he perdido de nuevo. 4to movimiento, que voy a hacer mañana? De que se tratará la clase de hoy? 5to movimiento, estaré bloqueando correctamente? Recuerdo bajar mi centro pero olvido el resto de mi cuerpo, todo va saliendo mal…. movimiento 16, rayos!, que pasó conmigo durante los otros movimientos? Acá debo bajar mi centro con la respiración, esta parte la disfruto mucho porque siempre me ayuda a regresar, sigo pensando ¿por qué no me puedo concentrar?. Siguientes movimientos, continúo con la lucha…movimiento final… respiraciones, sigo luchando por estar acá ! Todas estas cosas y muchas más me pasan durante su realización, son solo un par de minutos pero pareciera que el tiempo se ralentiza.   Ahora comienza la clase pero ya llevo un rato preparándome para ella. Es seguro que me seguiré perdiendo, pero desde este momento mi practica comienza sin el día a día de por medio, ahora es otra practica… Cada Kata está compuesto por una cierto número de movimientos, Kata Sanchin tiene 21, más una cierta cantidad de respiraciones. ¿Qué son 21 movimientos, cierto?   Claudia Segura Salazar Diciembre 2017 Cinturón Café 1er Kyu. Kenshin Ryu Dojo...

Tanto como puedan los hombres respirar o los ojos ver, tanto como esto viva, esto te da vida. Shakespeare Está presente a cada respiración. No permitas que tu atención vague por la educación de una sola respiración. Recuérdate siempre y en todo lugar. Gujduvani Aún recuerdo como mi primera clase en Dojo Sanchin me marcó intensamente. Ya venía yo con cinco años en el cuerpo de un Karate externo, netamente físico, con el único objeto de vencer al otro, de ser más rápido que el otro, de hacer más abdominales que el otro. Tan preocupados de todo lo que acontecía al alrededor que uno mismo pasaba a segundo plano. Cuando posé mis pies en el suave tatami de mi nueva escuela, mi primera impresión, fuerte por lo demás, fue el silencio reinante. No porque te obliguen al silencio, yo veía una suave calma en mis nuevos compañeros de camino, los saludos afectuosos entre ellos, sus movimientos tranquilos, y a la llegada del profesor una calma aún mayor. Ese fue mi primer choque con otro estilo Karate, con el Kenshin Ryu, antes desconocido para mi.- Recuerdo la primera calistenia con mucho cariño, miraba al Sensei y a mis compañeros para imitarlos lo mejor posible, me quedó muy claro sin que me lo dijeran, que las preguntas y conversaciones en el entrenamiento estaban demás. El esfuerzo por observar cada detalle y tratar de no conversar ya eran un esfuerzo sobrehumano. Desde el primer movimiento noté como todos realizaban los ejercicios como un solo grupo, un solo ser, junto a un solemne silencio, solo interrumpido por la respiración de cada uno. Para alguien acostumbrada al ruido callejero de la gran ciudad, esta atmosfera solo se comparaba a la tranquilidad que da estar inmerso en la naturaleza. Un ritmo, una gran masa de aire generada por mi profesor y todos mis compañeros y yo, al final del dojo, tratando de entender como formar parte del rito que se me presentaba. Seguir los movimientos no me fue de tanta dificultad debido a mi base anterior en las artes marciales (posteriormente entendí a mi pesar de que sabía muy poco). Traté de imitar la respiración en cada ejercicio lo mejor posible, cada uno con su propósito creí entender, y poco a poco me fui envolviendo en la atmosfera que entrega este entrenamiento. Me encontré con mi respiración, por primera vez sentí como entraba el aire a mis pulmones, pero por mi voluntad, no de una forma mecánica ni automática, yo lo provocaba, y esa simple sensación me generó una extraña alegría, de experimentar algo nuevo pero con un sabor conocido…como reencontrar un añorado amigo. Así las cosas, sobreviví a mi primer día de entrenamiento, contemplando...