La Historia del Maestro Itosu Yasutsune
Nacido en Shuri no tobaru en el año 1830, Itosu Yasutsune alcanzó, a los 85 años de edad, el sueño de todos los káratekas – el fue MEIJIN. Ser «meijin» significa que alguien ha llevado su arte hasta límites fuera de las fronteras del poder físico normal. Solo se puede llegar a ser «meijin» después de muchos años de dolorosa disciplina e infinita paciencia. Comenzó su largo viaje hasta ese estado de última perfección desde muy temprana edad. Cuando tenía siete años, su padre, un reconocido samurai, comenzó su entrenamiento con sistemas «pedagógicos» que actualmente nos pondría los pelos de punta, pero que en aquellos tiempos eran considerados «de buena educación»… Parece ser, que su padre le ataba con un cinturón (obi) a una estaca clavada al suelo dejándole dos palmos de cuerda libre para que pudiera moverse alrededor de esta. Después, comenzaba a «fajarle» y golpearle. El niño intentaba parar y coger el palo con sus manos como podía, y al no tener éxito, daba vueltas hasta quedar amarrado al palo. El padre no paraba los empellones, sino que continuaba con sus ataques hasta que el niño impotente, comenzaba a llorar. Esto no activaba la compasión del padre, sino todo lo contrario, continuaba en las ofensas. Solo cuando el niño, en su desesperación, comenzaba a enfrentarse a su padre, este paraba los asaltos. El padre de Itosu continuó con este proceso todos los días hasta que estuvo satisfecho de los resultados, los cuales no eran otros que desarrollar lo que el denominaba «el espíritu del luchador». En aquella época, eran admitidos estos entrenamientos salvajes y el propio padre lo describe así: «Esta es una forma rigurosa y dura ,sin duda, pero el ambiente en el que el niño se desarrollará es un entorno duro y riguroso. El niño deberá entrenarse así hasta llegar a ser un hombre orgulloso, un luchador digno hijo de un padre samurai». En el año 1846, cuando era Sho Iku el rey de Okinawa, el joven Itosu acompañó a su padre a visitar al Maestro Matsumura, que entones tenía 54 años. Después de los saludos formales, el padre de Itosu solicitó a Matsumura que acogiera a su hijo como deshi (alumno). Matsumura miró al joven adolescente, frunció el ceño, y dijo: «Pareces delgado a primera vista, yo diría que las Artes Marciales no son para ti. Pero hay algo en tu mirada que me gusta. Recuerda siempre esto: la actitud es importante, el camino es difícil y se requiere una enorme cantidad de esfuerzo para practicar Artes Marciales». Después, Itosu asintió con la cabeza y permaneció un buen rato mirando fijamente al maestro. Las clases empezaron al día siguiente. Desde el principio, Itosu no...
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